miércoles, 10 de agosto de 2011

Jes

En el laudes de la mañana, el incienso se esparce por el templo, es la oración que se levanta en el sol naciente. La sacerdotisa bendice a sus hijas mientras el ave llora frente al altar. En la víspera, aquella ave descansará en las ramas del Árbol de Jesé. Su último canto se escuchará una y otra vez en la casa del Sol.

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